‘Cleo & Cuquín’ saltará de Clan y Televisa a la plataforma internacional su canal de YouTube acaba de superar los dos millones de suscriptores
Desde 1964 y durante muchos años, los niños que veían la televisión fueron invitados a irse a la cama diariamente al son de la Familia Telerín. A las 20.30 en invierno, las 21.00 en verano. Horas clave para los padres, el momento de una ayuda para que los más pequeños se fueran a descansar y entrar en la hora adulta. Cleo, Cuquín, Maripí, Pelusín, Tete y Colitas, los niños Telerín, llegaron también a América Latina, desde México hasta Chile. Allí incluso tuvieron una vida televisiva alargada hasta los noventa. El estribillo «vamos a la cama, que hay que descansar» del pequeño corto animado de TVE sigue usándose en muchos hogares, es un clásico de la cultura popular. Bien entrados ya en el siglo XXI, la familia Telerín ha vuelto a la vida en tiempos de YouTube y apps. Y apunta a éxito. Algo que parte del equipo de la productora Ánima Kitchent ya conoce gracias a series como Pocoyó.
El proyecto de recuperar a los Telerín en la serie Cleo & Cuquín (Clan, de TVE) llegó a la productora de animación a través de los hijos de los creadores de la familia animada, los hermanos Santiago y José Luis Moro. «Chiti y Fernando, que están trabajando con nosotros, vinieron a buscarnos porque tenían la marca. José Luis Moro todavía vivía cuando comenzamos a hablar con ellos, ya estaba muy mayor, tenía alzheimer», cuenta a EL PAÍS el consejero delegado de Ánima Kitchent , Víctor López. «Tenían más razón que un santo al decir que creían que era algo que tenía peso y que puede tener perspectiva algo nuevo».
Una vez convencidos de que tenían entre manos un buen producto, en Ánima decidieron centrar sus historias en dos de los niños (aunque el resto de hermanos también aparecen). «Queríamos hacer un formato corto [de capítulos de siete minutos], como Peppa Pig o Pocoyó. Con seis personajes era muy complicado, habría mucho diálogo, así que decidimos dar el protagonismo a Cleo y al pequeño, porque era el trasto», explica López. La elección fue muy meditada, buscaban las personalidades más contrapuestas. «Tienes a la mayor, con ese mundo imaginativo y creativo, y al pequeño, que la lía a cada paso. Eso nos podía dar una fuente de conflictos y, por tanto, de historias».
Cleo & Cuquín nació en 2015 en YouTube, donde el público infantil devora contenidos de animación, en su propio canal. A modo de prueba, primero fueron videoclips de canciones populares y la recreación del famoso Vamos a la cama(que en algún momento de este año pasará de las 100 millones de reproducciones). En enero de este año Clan estrenó el primer capítulo (de medio centenar) de la serie y el canal de YouTube acaba de pasar en marzo de 2018 de los dos millones de suscriptores y lleva más de 800 millones de visualizaciones de vídeos. La serie también se emite en Nick Jr (en Estados Unidos), Hop (Israel), Discovery Kids Latinoamérica, Televisa (México) y Univisión. Y tras la emisión de los capítulos, la serie llegará a Netflix en todo el mundo y al propio canal de YouTube.
«Empezamos a producir [los videoclips musicales, en inglés y en castellano] como buenamente podíamos para seguir alimentando el canal y ver si realmente había ingresos. YouTube nos genera más dinero que las televisiones. El público infantil arranca ahí, pero siempre teníamos el objetivo de convertirlo en una serie de televisión», comenta López. «Éramos conscientes de que no podíamos hacer un negocio sin tener el apoyo de las teles y todo lo que viene derivado, las empresas jugueteras, las licencias, internacionalizarlo…».
En Ánima tienen claro que el presente está en la salida del producto en diferentes plataformas digitales. «Nosotros nacimos casi con el mando de la tele en la mano y ellos [los niños de ahora] han nacido con un iPad y un teléfono móvil, es otra forma de entender y consumir los contenidos. Todos somos muy conscientes en la industria. Si te fijas, el mayor productor de contenidos del mundo es Alibaba, una tienda online. Amazon tiene su pata de producción. ¿Por qué la tienda produce contenido audiovisual? Es una forma de vender. Netflix, que era un videoclub, se convierte en un videoclub online. Ha cambiado mucho el modelo de consumo, y más que va a cambiar, y las teles lo saben, por eso tienen plataformas digitales también».
La industria está en Canarias
Son varias las empresas de animación españolas que se están trasladando a Canarias o abriendo allí oficinas. Es el caso de Ánima Kitchent, según explica Víctor López: «Tenemos cuarentaytantos animadores allí. Lo que nos hizo ir allí fueron los incentivos fiscales. Esto va a cambiar el paradigma de la producción en España, por fin podemos competir con canadienses, franceses, estadounidenses. En el estado de Nueva York hay incentivos en la producción. Aquí en España pasa, pero en Canarias es el doble. Y luego, que hemos encontrado un calor extraordinario. Todo han sido facilidades».
«Hemos sido los primeros con un proyecto relevante, porque ya habían ido otros antes, pero estoy seguro de que van a ir más. Es fundamental tener muchas industrias de estas concentradas en un lugar. Tener una industria sólida en Canarias lo que nos permite es hacer mejores productos, tener mejores profesionales. Hemos formado a 18 personas becando a un Master», explica López.
En cada capítulo de la serie, Cuquín hace una trastada o plantea un problema y Cleo le ayuda a resolverlo a través del juego. Jugando se convierten en mecánicos, astronautas, lo que quieran. Y, al contrario que en Pocoyó, no hay narrador. «Aunque hay diálogos, hemos construido las historias sin apenas tenerlo, y a partir de ahí construir la historia. Esto nos permite tener más dinamismo en la animación, pasan más cosas en pantalla. Uno de los retos era que si la serie se ve sin voz, que se entienda lo que se ve en pantalla».
Con YouTube, la visión bajo demanda o con la aplicación de la serie, los padres pueden elegir cuándo mandar a sus hijos a dormir con el vídeo y la canción de los Telerín. Dele al play, y que lo escuche: «ya va siendo hora de que los peques nos vayamos a la cama…».
Fuente: El País