Fotografia del presidente

«Savia nueva en la ZEC». Entrevista con el presidente, Pablo Hernández, en la Gaveta Económica

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Canarias.- Cada presidente que ha pasado por el Consorcio de la Zona Especial Canaria (ZEC) ha contribuido a configurar tan singular herramienta inserta en nuestro Régimen Económico y Fiscal. Solo que, quizás, el recientemente nombrado presidente, el jovencísimo Pablo Hernández González-Barreda, sea el que mejor conocía antes de su llegada el funcionamiento de la institución y el que tiene ante sí el reto de darle la forma adecuada a los tiempos que corren, con la intención de que sea capaz de seguir atrayendo inversión y generando empleo. Ya lo habíamos entrevistado en La Gaveta Económica -número 26-, de cuando estaba impartiendo clases en la Universidad Pontificia de Comillas y ya apuntaba maneras. Sigue sin responder al estereotipo de político y mantiene las buenas costumbres de los académicos, que antes de cerrar un debate con una manifestación sonora y contundente, reflexiona y se disculpa por no tener una posición prefijada. Se abre una nueva etapa, sus estudios en el pasado más reciente hacen prever que centre su atención en asuntos sobre los que quizás nuestros incentivos no han evolucionado al tiempo que lo ha hecho la sociedad, con el foco puesto en los intangibles -también el talento- que tan presentes están en los procesos económicos de hoy en día.

¿Qué impresión se ha llevado tras su aterrizaje en la ZEC?

Estamos cerrando el balance del año 2020 y observando cómo ha funcionado el periodo 2014-2020. Y creo que se puede decir que hemos tenido unos resultados buenos. Las empresas inscritas, por facturación, suponen algo más del 0,25% del PIB de Canarias y tenemos comprometidos 10 mil empleos, de los cuales ya hay 6 mil. Tenemos, al fin, una gran experiencia y toca despegar poniendo en práctica las enseñanzas de estos años. Estamos alcanzando ahora la mayoría de edad, casi todos los territorios que no son paraísos fiscales pero sí que compiten en baja tributación llevan décadas de desarrollo e, incluso, dentro de las Regiones Ultraperiféricas (RUP) somos el régimen más joven. En estos últimos seis años entiendo que hemos alcanzado la madurez, después de unos inicios en que parecimos más una zona franca, ahora sabemos lo que funciona y lo que no, creo que se han acabado los ensayos y debemos prepararnos para acertar a la primera.

Con lo que se avecinan cambios.

Básicamente porque no podemos seguir haciendo una promoción indiscriminada. En 2014 se tomó la decisión de abrir a un espectro de sectores muy amplio y ahora ya sabemos dónde podemos tener un mayor atractivo. Hemos tenido una primera ronda de visitas en la que vamos observando aquellos en los que ya somos fuertes. Mantendremos una promoción de amplio espectro pero como una pata más, no como la única. Luego intentaremos dirigir esfuerzos hacia empresas más especializadas, orientadas a sectores más concretos en las que no insistamos tanto en la fortaleza del 4% del impuesto de sociedades como en los modelos de negocios vinculando la ZEC y los incentivos de I+D, de producciones audiovisuales y otros. Y, también relevante, tratar de conseguir que muchas empresas canarias, si deciden abrir una nueva línea de negocio que consideren la posibilidad de que sea una empresa ZEC. Tenemos un amplio rango de sectores en los que esto sería posible y deseable, desde las empresas audiovisuales, comunicación, reparación naval, tecnológicas,…

Por otro lado, dentro de esas líneas estratégicas en la que nos gustaría avanzar, están los ajustes técnicos de la normativa de la ZEC y, en clave interna, la creación de grupos especializados dentro del consorcio de acuerdo a nuestras limitaciones, que siendo un organismo pequeño no puede llegar a todo pero que hará un esfuerzo de adaptación.

La ZEC, le ocurre igual a otras herramientas del REF, es una gran desconocida en la sociedad.

Pero, en sentido positivo, cuando la conocen e incluso quienes tienen un conocimiento aproximado, la perciben como algo bueno que debe mantenerse. Se sigue creyendo, es obvio, que está diseñada para grandes multinacionales que vienen de fuera sin reparar en que está indicada igualmente para empresas canarias que quieran abrir una segunda línea de negocio, que pueden arrancar en mejores condiciones y creando mejores empleos. Sí es verdad que, sin conocerla en profundidad, creo que la sociedad tiene buenas intuiciones sobre la ZEC y su necesidad.

Pero ese desconocimiento no es exclusivo de la parte civil de la sociedad. En el mismo Parlamento se ha escuchado a un diputado criticar que universidades privadas quieran instalarse en Canarias, afirmando que buscan solo convertir esto en un paraíso fiscal. Y entre los objetivos de la ZEC está precisamente ese ámbito educativo que puede mejorar la empleabilidad de los canarios.

Dejemos claro, para todos, que no somos un paraíso fiscal. Un paraíso fiscal es un territorio opaco en el que no se intercambia información. Pero aquí se tienen que registrar en un Consorcio que depende orgánicamente del Ministerio de Hacienda. Otra cosa es que algunas empresas puedan venir atraídas por la baja tributación legal pero está condicionada su inversión a unas determinadas condiciones, también de generación de empleo, algo que no ocurre con otros territorios. Si te fijas, muchas veces se dice que nuestros requisitos son elevados, tanto por inversión como de creación de empleo, y creo que es algo bueno porque está encaminado precisamente a que eso ocurra. Porque ese es el origen de la ZEC, siempre lo digo, es una subvención destinada a la generación de empleo e inversión porque en nuestras condiciones de lejanía las empresas deben ser estables, sólidas y resilientes, eso es lo que buscamos. Otra cosa es que se entienda de esa manera, quizás si le preguntases a la gente si preferiría dar una subvención a las empresas por su instalación o rebajarles los impuestos tendríamos seguramente un buen debate.

Dentro de ese ámbito, con la fuga de El Rubius a Andorra huyendo del paraíso fiscal de Madrid -nótese la ironía-, incluso algunos políticos canarios criticaron su huida teniendo Canarias como alternativa. Pero no parece que le fuese útil en nuestras actuales condiciones.

No está hecha para personas físicas, pero dependería de como estructure el negocio porque hay muchos modelos digitales que sí encajan. La producción audiovisual, la generación de contenido,… esas cuestiones pueden acogerse. Digamos que hay cuestiones en la cadena de valor del youtuber que sí, quizás esa segunda barrera de inversión de 100.000 euros o de la creación de 5 empleos ya no. Pero es un debate mucho más fino del que se plantea.

Una de ellas es que si brindamos un incentivo del 4% para la sociedad pero luego en la renta estamos en tipos que superan el 50% para esos salarios elevados, el freno resulta evidente. En esa casi obsesión que usted tiene por atraer talento, complicado resultará si se grava de forma tan elevada las rentas.

A cierto nivel profesional, el tema fiscal no es el primordial, no imagino a ningún directivo mirando un mapa y comparando fiscalidades para tomar decisiones. Sí que es importante la carrera profesional que pueda desarrollar. Aquí se vive muy bien pero no es suficiente, debemos desarrollar un nodo empresarial atractivo. Si eres muy bueno pero solo hay una empresa como la que te contrata en toda Canarias, esto sí resta atractivo. Luego es verdad que se pueden mejorar ciertas condiciones, hay algunas que son de común aplicación en el IRPF en toda España orientada a los impatriados (Régimen fiscal especial aplicable a los trabajadores desplazados a territorio español) que son generalmente desconocidos y que puede aumentar el interés por Canarias. Crear esa red es la gran cuestión que vale la pena acometer.

Ahora vemos como nos hemos puesto a hablar de nómadas digitales pero es posible que tampoco tengan empresas, así que habría que buscar alguna cuestión coordinada para que les resulte atractivo venir.

Es que por definición, no es sencillo. Ahora mismo está más planteado para complementar a nuestro modelo turístico de calidad que para atraer empresas. De hecho, la campaña de atracción se hace desde la Consejería de Turismo. Los nómadas digitales quieren estar dos meses aquí, otros dos meses en Bali y así sucesivamente. Lo que debemos hacer es intentar crear esos nodos adecuados, generar el ecosistema para que puedan venir por aquí y quedarse. No es sencillos atarlos pero las empresas con las que se relacionan, o si encuentran una oportunidad concreta aquí, sí que pueden tener ese interés. Y eso pasa por contar con lo que aquí ya ofrecemos en campos distintos, el Instituto de Astrofísica, los astilleros, conectar las universidades, centros líderes,… Necesitamos cierta coordinación, los nodos aislados no pescan pero sí es posible tirar la red si se interconectan los nodos convenientemente.

No es asunto de la ZEC pero, ¿no cabría impulsar el debate sobre el trato que damos a esas rentas para también hacer atractivas a las Islas desde esa perspectiva fiscal?

Ayudaría a una mejor transferencia del conocimiento y, quizás, ya solo por eso compensaría la pérdida de recaudación. En el IRPF la competencia la tiene el Estado aunque hay algo de margen en el tramo de la comunidad autónoma. De todos modos, hay que ver con detalle este tema. Otras comunidades, como Madrid, lo han desarrollado no en términos de atraer inversión sino por competencia fiscal. En esos términos no es beneficioso y es insolidario, además del conflicto que crea otras comunidades autónomas. Otra cosa sería pensarlo y configurarlo finamente en términos de atracción de inversión vinculado a incentivos de la ZEC o del REF, y de forma que no perjudique la recaudación ni la solidaridad territorial. Pero no creo que sea un debate que se deba abrir ahora sin asentar primero los incentivos que ya existen. Además, la bajada en el Impuesto sobre Sociedades que prevén los incentivos del REF precisamente están establecidos para incrementar salarios o inversión.

Hablaba del recorrido que ha tenido la ZEC. Se han producido muchos cambios pero alguno permanece inalterado. Sería el caso de los servicios financieros y del sector asegurador. ¿Hacemos bien sin replantear este asunto?

Sí, creo que sí. En su día se dejó fuera porque había miedo en la UE a que se terminara convirtiendo en una zona Offshore aunque esto hoy es más discutible porque son más elevados los requisitos de transparencia e intercambio de información, que encima son más rápidos y automáticos. Pero creo que parte de los inconvenientes que hemos tenido ha sido por los repetidos cambios en el transcurso del tiempo. Hemos tenido objetivos distintos en 1994, en 2000, en 2007 y en 2014. Volver a cambiarlos, a priori, no me gusta como idea, modificar otra vez el enfoque no me parece que sea lo acertado porque vuelve a confundir a las empresas con cuál es el objetivo de la ZEC y quién se puede acoger. Creo que tiene más riesgos que ventajas. Teniendo todavía mucho campo para seguir creciendo en aquellos campos que sí forman parte de nuestra estrategia y donde estamos teniendo una buena evolución meter estos sectores no tiene sentido. Para eso, es mejor invertir el esfuerzo en mejorar los criterios fiscales de los sectores que ya están, particularmente en intangibles y tecnología.

Pero, con la fuga de empresas de Cataluña, algunos bancos como Caixabank o Banco de Sabadell ni siquiera se plantearon mirar para Canarias.

No tenemos una tradición ni una estructura financiera que nos hubiese hecho atractivos. Si modificas la ley para ese fin desdibujas la ZEC y puede ser malentendido en términos reputacionales y, encima, quizás ni funciona. A bote pronto y sin estudio profundo, lo digo.

¿Y abrirlo a otros sectores?

Hay sectores excluidos que están correctamente excluidos. Si quieres diversificar la economía no puedes seguir primando esos sectores tradicionales. Yo creo que, en términos generales, la ZEC está bien planteada. En donde sí hay un margen de mejora es en definir mejor la atribución de la parte del beneficio que tributa al 4%, porque es verdad que sigue bajo criterios de la década de los noventa y, por tanto, muy vinculada a los tangibles. Creo que habría que modernizarlo y alinearlo con los principios de atribución de rentas y antiabuso de los estándares internacionales actuales de la fiscalidad internacional. Eso sí sería avanzar del siglo XX al XXI.

¿Y la relación con la Agencia Tributaria? No hay empresa que no se queje de su actuación.

El Consorcio está adscrito al Ministerio, al igual que la Agencia Tributaria. Mantenemos un diálogo continuo y la colaboración es máxima. Repito con frecuencia que la Agencia Tributaria es la máxima garantía para la continuidad del REF. Hay territorios dentro de la UE con regímenes similares y están en controversia permanente por algunos excesos. Aunque hubiese algún caso de exceso de celo, que será puntual, su trabajo es una garantía.

Entrevista publicada en La Gaveta Económica